El diseño industrial en la actualidad y sus proyecciones hacia el futuro

Hoy en día se ha vuelto muy evidente que el diseño industrial se ha posicionado en una parte fundamental en nuestra cultura consumista. La adquisición de productos ya no recae únicamente si es necesario o no, si no que los que se compra, a largo plazo se convierte en otra forma de nuestra identidad, en algo por donde implícitamente el consumidor se expresa. En un mundo globalizado y que diariamente exige mejor y mayor calidad en cada cosa se vuelve importante ya no solo hablar de diseñar productos, si no para diseñar para un usuario, diseñar una experiencia.

Cabe recalcar que el diseño no es únicamente hacer objetos bonitos, sino que debe de ser percibido como una herramienta que ayuda a analizar el comportamiento del usuario y con ello mejorar la relación entre el usuario y el producto o servicio.



En primer lugar, quizá la clasificación más conocida, es según el campo de acción. Las cuales pueden ser en diseño de mobiliario o servicios para vivienda, sistemas públicos, educación, energía, salud, alimentación, industria automotriz, industrias varias y explotación forestal. (Rodriguez, 2008)

Necesariamente, el profesional del diseño ha tenido que trabajar en equipos multidisciplinares, exigiéndole mayor especialización dependiendo del sector en que se encuentre. En el caso del diseñador industrial, quien ha operado en el campo fabril, ha debido especializarse posteriormente en diseño de productos de consumo, industriales, médicos, equipamiento y transportes.

Se hace evidente en la documentación revisada que las disciplinas y las profesiones deben responder cada vez más a la globalización, pero la capacidad de muchos países en vías de desarrollo para competir frente a los avances tecnológicos de las potencias industriales está sofocada también por los volúmenes productivos, el potencial logístico y las cadenas de distribución insuficientes. (Peña Marin, 2013)



Sin embargo, con el paso del tiempo la misma industria se ha dado cuenta que no solo se puede producir y esperar a que el consumidor lo acepte o lo rechace, principalmente porque es muy costoso y arriesgado producir de ésta manera; con el crecimiento constante de la competencia en el ámbito industrial, se vuelve indispensable usar las herramientas necesarias para asegurar la colocación del producto.

Por ello, se vuelve necesario que el diseño abarque más áreas de acción distintas a las convencionales con el fin de acercarse más al usuario, la parte evidentemente más importante y por el cual se diseña. Las empresas ya no pueden a ésta parte como una persona más que paga (como lo hacían industrias desde la revolución industrial hasta poco después de la década de los ochenta) si no como la persona a la que se le brinda el servicio o producto, a la que tenemos que evolucionar según sus necesidades.

Evolucionar o desaparecer. Un lema muy importante hoy en día. Es necesario satisfacer una necesidad, ya sea que en realidad así sea o que la misma industria te la cree. Cuando no se hace esto pasa lo que le sucedió a Kodak en el 2013, la empresa, al no querer actualizarse a la tecnología digital, entró en una bancarrota de la cual no se ha levantado.

Ahora hay que centrarse en las necesidades, comportamientos y costumbres del usuario, ya no basta con simplemente segmentar, si no que requiere un estudio a fondo

Todo el escenario contextual y situacional del diseñador industrial lleva a la necesidad de discutir, ampliar, revalorar, repensar y reconfigurar un diseño acorde a las realidades regionales y sus especificaciones. (Peña Marin, 2013) Es justamente ahí donde nacen las distintas ramas y tendencias que hoy en día se perciben en el diseño.

Entre las cuales, según las nociones personales, se encuentra el diseño centrado en el usuario, diseño etnológico, diseño de interacción, diseño de servicios, diseño participativo, entre otras ramas que involucran distintas técnicas y enfoques, más aun no han sido etiquetadas, pues probablemente no se han estipulados técnicas o cual sería el fin de tales partes.

Dados los cambios en la práctica del diseño, debido a las transformaciones tecnológicas, los mercados, las metodologías y las culturas, no hay una línea totalmente definida sobre el comportamiento a futuro de la profesión para responder a los escenarios cambiantes. (Peña Marin, 2013)

Es evidente que el diseño está evolucionando a pasos agigantados, ya no solo para hacer objetos bonitos, si no para hacer que el diseño sea más humano, más funcional y adaptable. El trabajo multidisciplinar ha hecho que el diseño industrial se convierta en una rama más compleja e indispensable para la creación de productos y servicios.

Es decir, se propicia una dilución de las fronteras que separan a cada gremio por sus competencias, acercándolos y congregándolos cada vez más en una sola mirada global de la profesión, fortalecida desde discursos especializados, pero fomentando competencias globales.

El diseñador del futuro enfrentará entonces dos premisas. La primera se refiere a la reformulación de la idea de objeto en su actividad y la otra a la reformulación del objetivo de su actividad. Los adelantos tecnológicos replantean la noción misma de objeto tal y como lo veníamos conociendo. (Fernández S., 2013)

En resumen, el diseñador constantemente buscará que la relación entre el objeto-usuario sea más íntima, menos ínfima; que el objeto en sí sea funcional, si bien no para todos, sí para una gran parte de la población. El diseño trata de ser inclusivos.

Es claro que el entorno vive un constante cambio, más a partir de la globalización, por ello se vuelve indispensable, como cito anteriormente, repensar la idea objeto y su actividad. Será interesante el presenciar cómo el diseño industrial se adaptará a las generaciones futura
s y cuáles serían sus alcances.

Comentarios